Las psicosis desencadenadas
Transferencia: ¿Es posible un más allá de la presencia del analista?
Un recorrido histórico nos permitirá vislumbrar diversas propuestas que se despliegan acerca de cuál es el lugar ocupado por el analista. ¿Pero el analista, debe acaso ocupar un lugar? O bien, ¿debe dar un lugar?
El analista lejos de ser ubicado como Sujeto supuesto Saber (como en el caso de las neurosis) , será quien se corra de esta posición. Su condición sería la de albergar al sujeto psicótico y establecer allí un lazo donde se posicione, como un otro semejante.
La concepción teórica de la psicosis que propone Lacan parte de situar una posición subjetiva en relación al lenguaje, al Otro y a la Ley. La referencia a la estructura implica situarnos con respecto a estas coordenadas, siendo las estructuras subjetivas posiciones particulares con respecto al Otro.
Lacan indica en el Seminario 3 (1955/2019) que los fenómenos psicóticos implican “la emergencia de una realidad de una significación enorme que parece una nadería – en la medida en que no se puede vincular a la nada – ya que nunca entró en el sistema de simbolización – pero que en determinadas situaciones, pueden amenazar todo el edificio”. (p.124)
En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1966/2009), expone el tratamiento posible bajo el enfoque psicoanalítico, no sin efectos. Estos fenómenos clínicos se caracterizan por un déficit en el polo metafórico del lenguaje: el significante ha perdido sus lazos con el resto de la cadena significante, se ha separado y permanece aislado, siendo así significante en lo real.
En el Seminario 3 propone la imagen de la carretera principal para ilustrar esta ausencia, en la que se produce un pasaje del plural al singular, dejando en claro que no se trata de cualquier significante, sino que el significante primordial en cuestión es el significante del Nombre-del-Padre. La carretera principal es la representación de la función del significante allí donde emergen, se agrupan y se ordenan las demás significaciones. Es así como el significante del Nombre-del-Padre introduce la entrada un orden simbólico.
El modelo médico hegemónico, por otra parte postulaba las primeras teorizaciones en términos deficitarios. El psicoanálisis, por el contrario, parte de diversas premisas, donde la forclusion, es la operación que lleva de manera inherente un agujero en lo simbólico, siendo allí donde se pueden generar distintas operaciones en relación a este “déficit”.
Elida Fernández (2017) en “Algo es posible”, indica que en el proceso de separación hay una diferencia entre la demanda del Otro y su deseo, para poder preguntar desde allí: “Esto es lo que me pides, pero… ¿qué deseas?”. El niño puede rechazar la demanda del Otro preguntándose qué es él ahí donde estuvo alienado” (p. 125)
Lacan (1966/2009) sostiene: “Para que la psicosis se desencadene, es necesario que el Nombre-del-Padre, verworfen, recusado (forclos), es decir sin haber llegado nunca a un lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre-del-Padre en ese lugar la que por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”. (p.551-552) El desencadenamiento supone entonces un “efecto en cascada” que conlleva la progresiva desarticulación de los campos simbólico e imaginario. En la esquizofrenia, esa desarticulación puede llegar a ser muy extensa, siendo parcialmente contrarrestada en las formas delirantes por el “intento de restitución”. La desarticulación de lo simbólico fue tematizada por la psiquiatría clásica con la problemática noción de “defecto”, el empobrecimiento del capital simbólico que se verifica en el avance del proceso esquizofrénico, no así en la paranoia. La ruptura homóloga en el campo imaginario, condicionada por la ausencia de toda referencia fálica, dará lugar a la “catástrofe del mundo “que relata Schreber en sus memorias, con la muerte del yo y de los semejantes que trae aparejada.
Un otro como semejante
En la “Cuestión preliminar” (1966/2009) Lacan define tres dimensiones del Otro en las psicosis. En primer lugar, aquél que en el esquema I designa la letra M, que podemos pensar como el del Otro del goce. En segundo lugar, el lugar que queda referido a la a minúscula con la expresión “Se dirige a nosotros”. Por último, el referido a la letra a’ y connotado por la frase “Ama a su mujer”, que será estrictamente el lugar del semejante. Las elaboraciones de Lacan y sus continuadores permiten, entonces, pensar posiciones posibles del analista frente al sujeto psicótico, que no encarnen al Otro del goce. En primer lugar, la de aquél que cumple la función de ser “testigo” o “secretario del alienado”. La escucha del analista permitiría que el sujeto despliegue su testimonio y pueda organizar un relato. Este trabajo se centrara en la posición del analista como semejante. Se podría repensar en las vicisitudes de la identificación primaria desde la constitución del yo y del cuerpo como propio en las psicosis. Lacan en “El estadio del espejo” (1966/2009) indica que el espejo funciona como matriz fundante de la subjetividad, dando el espacio a la estructuración del narcisismo y allí se construye el lugar del otro semejante. Partiendo desde un sujeto mítico, no afectado por el significante, se configura, se precipita un yo y su relación con el otro, con el lenguaje y con lo que va a configurarse como su propia realidad. En este estadio fundante del a-a’ (a prima) el niño se reconoce en la imagen en el espejo y es allí donde aparece el semejante como punto de apoyo de una identificación imaginaria fundante. Lacan agregará posteriormente que esa identificación se sostiene en el trazo simbólico del Ideal del yo. La imagen que el Otro del espejo le devuelve al psicótico a través que se le presenta, es una imagen sin mirada y sin libido. Este espejo carece significación fálica. Esto da lugar a que, cuando se produzca una demanda al analista, sea en función de un todo en esta función especular.
Colette Soler, en “Estudios sobre la psicosis” (1989) hace referencia a un lugar que “protege de la voracidad del Otro” en la medida en que “la Imago sutura una falla, una función ortopédica”. (p. 29) Elida Fernández menciona en “Algo es posible” (2017) que el analista “es convocado en la instancia yoica, como semejante, como otro especular, es decir, como espejo. Es usual la pregunta: ¿Cómo me ve? Acude al pedido de un -refléjeme, haga de espejo, de superficie- Se convoca a nivel yoico”. (p. 127)
El sujeto psicótico no dispone de un No que opere como habilitante y separador del Otro, sino que utiliza el negativismo como pura expulsión para poder afirmarse en algo. Por esto mismo el odio aparece como intento de separación, pero su destino es el fracaso. Este odio no delimita un adentro y afuera, sólo intenta cincelar estos límites, pero sus finos trazos se diluyen. No hay cortes. Es un intento fallido de “horadar en el Otro”. Cavar un agujero en el Otro permite configurar, aunque de manera endeble, la separación que le permita existir. Es en ese punto que la función del semejante es crucial, en tanto no se trata de otro consistente, sino que la inconsistencia que lo atraviesa lo vuelve un otro más amable.
Ser cuerpo, ser mirada, ser voz.
Lacan va introduciendo en su enseñanza los elementos que darán cuenta del cuerpo como propio. La dimensión de lo simbólico es lo que introduce a la falta, así como la función unificante del Ideal del yo. Lo imaginario, por su parte, hace pantalla a lo que no se puede ver. El velo es lo que hace existir lo que no se puede ver, que es la dimensión del cuerpo que llamaríamos “real”. Lacan escribe esa relación entre la imagen y lo que la imagen vela con el matema i (a). Si no hay velo, se confirma, que no hay nada. En las psicosis, podemos pensar que la mirada del otro habilita un espacio para el sostenimiento de la propia imagen. La mirada y la voz pueden jugar del lado del analista como soportes del lazo imaginario, en lugar de quedar deslocalizadas como modos de retorno del goce del Otro.
“Nos conocemos viéndonos en un amigo. Pues el amigo, decimos, es un otro nosotros mismos”.
Aristóteles, Ética a Nicómaco, (349 a. C.)
Lacan (1957/1994) en el estadio del espejo menciona que es el momento en que el niño reconoce su propia imagen. Pero el estadio del espejo no se limita de ningún modo a connotar un fenómeno que se presenta en el desarrollo del niño. Ilustra el carácter conflictivo de la relación dual. Todo lo que el niño capta al quedar cautivo de su propia imagen es precisamente la distancia que hay entre sus tensiones internas (…) y la identificación con dicha imagen”. (p.17) Es decir que el lazo imaginario, para no llevar a una encerrona mortífera, debe estar mediado por una función tercera. Lacan, en “Las psicosis” (1955/2017) sitúa en la escena de un joven que no tenía acceso a “algo que pudiese realizarlo en el tipo viril”. (p.274) Agrega que este sujeto al intentar la tipificación de un tipo viril lo hace solo, a través de una identificación, una especie de enganche siguiendo los pasos de un amigo. Al igual que éste, se entrega a las mismas maniobras sexuales de la pubertad: En principio, la masturbación, pero luego renuncia a ella inducido por este mismo amigo. Comienza a identificarse con él en el ejercicio de conquista. Se comporta como si este mismo, fuese un padre severo, pero este sería el caso de su amigo. Luego se interesa en la misma joven de la que se enamora su amigo. El sujeto avanza en su identificación y la joven cae finalmente, en sus brazos. En ese punto su identificación cae como sostén eficaz, confrontado a la realización del encuentro erótico. Lacan retoma a partir de este recorte la cuestión del mecanismo del como sí. Helene Deutsch lo define como una dimensión significativa entre los síntomas que se desprenden de las esquizofrenias. Lacan sitúa este mecanismo como un modo de identificación imaginario, compensación imaginaria del Edipo ausente. El pasaje por el Edipo le otorgaría la virilidad pero no bajo la forma de la imagen paterna sino bajo la forma del significante del Nombre-del-Padre. El amigo en este momento es el elemento piloto de su tentativa de estructuración en el momento de la pubertad. Luego, el delirio se construye a partir del momento en que su padre lo persigue para matarlo, robarlo y castrarlo, es decir, viene de Otro con mayúscula, que lo arrasa, lo mortifica. El mecanismo del como si se encuentra en sujetos que se identifican imaginariamente en el eje a-a’, haciendo exactamente lo que hace su compañero. Eso se sostiene, mientras ese espejo no se quiebre. (el “taburete de tres patas”, lo llama Lacan, en su tercer seminario). Si eso se quiebra, adviene la catástrofe subjetiva que Lacan llama desencadenamiento. Lacan, en “De una cuestión preliminar” (1966/2009), indica que aun en el medio de su delirio Schreber conservaba por su mujer algo de su antiguo amor. En este escrito, Schreber explicita “haber conservado el antiguo amor” (p. 548) es decir conservándose en alguna medida en cierta relación con un otro que funcionaría como un semejante.
“La relación con el otro en cuanto su semejante, e incluso una relación tan elevada como la amistad en el sentido en que Aristóteles hace de ella la esencia del lazo conyugal , son perfectamente compatibles con la relación salida de su eje con el gran Otro”. (Lacan, 2009, p. 548)
Se puede interrogar si es posible recuperar, en la transferencia, el soporte que presta el eje imaginario, como marco de una posible elaboración por parte del sujeto de alguna solución. Elida Fernández (2017), retomando estas ideas, sostiene que el sujeto requiere de la asunción de una imagen que le posibilita tener un cuerpo. Este cuerpo es también posibilidad y sede del goce. Entre la imagen, la mirada y el cuerpo —si están regulados por el falo—, se desarrolla la identificación que hace que cada quien se sienta afiliado, de una u otra manera, al conjunto de los humanos. Cuando no hay regulación fálica, el sujeto queda a merced del Otro convertido en perseguidor. (p.35)
El sujeto psicótico construye eventualmente un delirio que lo hace existir frente al Otro. En la construcción efectuada junto al a analista, irá tejiendo una historización posible, y el paciente se encontrará con un lugar diferente. En ese lugar encontrará otra lógica, un borde a ese agujero que lo absorbe. La autora afirma que existen sujetos que traen cuerpos que no se armaron como tales: cuerpos desarmados, cuerpos con agujeros desprovistos de zonas erógenas, cuerpos despedazados donde todo puede lastimar —incluso las palabras del analista— Por esto mismo, la función del analista es necesaria como “espejo”. El psicótico nos convoca por su padecimiento, y es este sufrimiento atroz y sin medida el que lo hace aparecer allí frente a nosotros, traído o no. Es ese padecimiento el que posibilitara que el encuentro acontezca bajo modalidades diversas, cambiantes, nuevas, cada vez, que sean particularidades del objeto en lo real. Un real desenmarcado, desanudado que retorna y excede todo límite imaginario y devela la precariedad de lo simbólico. (Fernández, 2017, p. 34) Y es allí donde sitúa la incorporación de otro con minúscula, que adviene al encuentro como semejante. Desde allí podrá darse marco y volver legibles las distintas soluciones del sujeto, desde aquellas que son del orden de la creación artística a las soluciones delirantes. Lacan, y luego Elida Fernández, se apoyan en una lectura de la “Ética a Nicómaco” donde refiere en el libro VIII denominado Sobre la amistad y el libro IX: La amistad relativa a sus causas y a la felicidad. De allí extrae Fernández esta importante definición: “Nos conocemos viéndonos en un amigo. Pues el amigo, decimos, es un otro nosotros mismos”.
Es así entonces como a través de estas premisas se puede afirmar que la posición que ha de ser ocupada en el tratamiento de sujetos psicóticos no es la del Otro sin falta, sino más bien será del orden de la posibilidad de un otro semejante, de una amistad (en el sentido aristotélico) que pueda brindar cierto soporte. Esto marcaría la salida del eje delirante, comenzando a discurrir la transferencia por la línea de la philía, es decir, por la línea de la amistad, del amor fraterno, de un amor al semejante salido de la relación al Otro que goza en las psicosis. El analista quedará entonces en el lugar del pequeño otro, sosteniendo el no saber ni comprender, y resaltando el elemento que no se entiende para que de esta manera se pueda habilitar la palabra del sujeto ante alguien que finalmente escucha.
Se concluye este escrito retomando la idea que allí, donde se ha producido la desorganización proveniente de la “coyuntura dramática”, se podrá pensar desde la invención conjunta una nueva imagen que devuelva el espejo, a partir de alguna nominación que lo sostenga.
Es importante retomar la idea de transferencia, para poder pensar en la apropiación de algún efecto que desde la transferencia pueda emerger, y así el sujeto pueda reproducirlo como un subrogado de esta la mediación, más allá del analista. El desafío es que algo de eso quede entretejido para el sujeto psicótico, retomando justamente, un quehacer y un decir que cumplan la función de ser novedoso y reparador.
Los analistas (Retomando las palabras de Lacan) no sólo no debieran retroceder ante la psicosis, sino que además podrían habilitarse a acompañar al sujeto en su reconstrucción. En la medida en que el deseo del analista se sostenga en su función de pilar, podemos pensar que una conclusión de tratamiento sea posible y que el sujeto en algún momento pueda prescindir de la presencia real del analista.
Bibliografía:
- Aristóteles (2005) En ética a Nicómaco. (Cap. III Libros VIII-IX La amistad.) Madrid: Alianza Editorial.
- Fernández, E. (1999) Capítulos I, II, III, IV, V, X, XI, XVI, XVIII. En: Elida E. Fernández Las psicosis y sus exilios (1ª ed.) Buenos Aires: Letra viva.
- Fernández, E. (2008) Teóricos I, II, III, IV, V Y VI. En: Elida E. Fernández Diagnosticar las psicosis (4ª ed.) Buenos Aires: Letra viva.
- Fernández, E. (2017) Capítulos I, II, III, VI, VII, VIII, IX, X, XII, XV. En: Elida E. Fernández Algo es posible, clínica psicoanalítica de locuras y psicosis. (3ª ed.) Buenos Aires: El megáfono.
- Freud, S. (1991) Conferencia introductoria nº 16: Psicoanálisis y psiquiatría. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.16).Buenos Aires.
Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1912.)
- Freud, S. (1992) Manuscrito H: Paranoia. En J.L. En: Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 1).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1895)
- Freud, S. (1991) Las Neuropsicosis de defensa. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 3).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1894).
- Freud, S. (1992). La pérdida de la realidad en la neurosis y psicosis. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.19).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1924).
- Freud, S. (1992) Neurosis y psicosis. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.19) Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1924 [1923]).
- Freud, S. (1991) Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (dementia paranoides) descrito autobiográficamente. En: J.L. Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud. (Vol.19).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo publicado en (1911 [1910])
- Freud, S. (1991) Construcciones en análisis. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 23).Buenos Aires. Amorrortu.(Trabajo original publicado en 1937)
- Freud, S. (1991). Puntualizaciones sobre el amor de trasferencia (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis III), En: J.L.Etcheverry (trad.)Obras completas: Sigmund Freud (Vol.12).Buenos Aires. Amorrortu.(Trabajo original publicado en (1915 [1914])
- Freud, S. (1991). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico En J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.12).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1912).
- Freud, S. (1991). Dinámica de la transferencia. En: J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.12).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1912.)
- Freud, S. (1991). Un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica. En J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol.14).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1991.)
- Freud, S. (1940 [1938]).La escisión del yo en el proceso defensivo En J.L.Etcheverry (trad.) Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 23).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1991.)
- Freud, S. (1992).Introducción del narcisismo. En: J.L.Etcheverry (trad.)Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 14).Buenos Aires. Amorrortu. (Trabajo original publicado en 1914).
- Lacan, J. (1966). Psicoanálisis y Medicina. En J, Lacan. Intervenciones y textos 1. Buenos Aires: Manantial.
- Lacan J. (1991) Conferencia en Ginebra sobre el síntoma. En J. Lacan., En Intervenciones y textos 2 (selección) Buenos Aires: Manantial.
- Lacan, J. (1990). Del sujeto al que se supone saber, de la primera díada y del bien. En Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (3ª ed.) (Cap.18). Buenos Aires: Paidós.
- En Seminario 23 El sinthome (8ª ed.). (Anexos, Joyce el síntoma). Buenos Aires:
- Paidós.
- Lacan, J. (2008).La dirección de la cura y los principios de su poder. En Escritos 2 (3ª
- ed.) (Tomo 2), Argentina. Siglo XXI.
- Lacan, J. (2008). El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica. En Escritos I (23ª ed.) (Tomo 1, Cap.II), Argentina. Siglo XXI.
- Lacan, J. (2008).La agresividad en psicoanálisis. En Escritos I (23ª ed.) (Tomo 1, Cap.II), Argentina. Siglo XXI.
- Lacan, J. (2008), De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. En Escritos 2 (3ª ed.) (Tomo 2), Argentina. Siglo XXI.
- Lacan, J. (2017). Introducción a la cuestión de las psicosis, En el seminario III. Las psicosis (25 ed.) Buenos Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2017).La significación del delirio, En el seminario III Las psicosis (25 ed.) Buenos Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2017).”Vengo del fiambrero”, En el seminario III Las psicosis (25 ed.) Buenos
- Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2017). El resorte del amor, En el seminario VIII La transferencia (Cap. II,III ,X, XI, XII). (9 ed.) Buenos Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2017). El fenómeno psicótico y su mecanismo, En el seminario III Las psicosis. (25 ed.) Buenos Aires: Paidós.
- Lacan, J. (2017) La carretera principal y el significante “ser padre” En el seminario III Las psicosis (25 ed.) Buenos Aires: Paidós.
- Soler, C. (2004) El inconsciente a cielo abierto de las psicosis, Buenos Aires. Editorial JVE ediciones.
0 comentarios