La función materna en la constitución subjetiva
Hablar de un niño en psicoanálisis es hablar de la constitución de un sujeto en devenir.
Los padres son los primeros objetos de amor y odio. Portan ideales, normas, prohibiciones y también son transmisores de una cultura. La madre o aquel Otro que cumpla esa función será su sostén y otorgará sentido a su llanto, a través de su mirada, sus caricias y su palabra.
Así, el amor materno estará signado por una vivencia de satisfacción por medio de una acción específica, lo que le permitirá al niño ir construyendo distintas formas de reaccionar frente a los otros buscando placer. El amor materno va erogeneizando el cuerpo del niño y éste va armando una representación de sí mismo a partir de la imagen de los otros.
En esta primera identificación, el niño constituye su yo por medio de la imagen idealizada de la madre. Imagen organizadora y fundamental. Pero también es necesario una separación para que el niño-madre = yo dé paso al niño -madre= yo – no yo. Distancia necesaria para el advenimiento de un sujeto. Distancia instaurada por la posibilidad de jugar al juego del carretel, es decir, jugar a las apariciones y desapariciones. Es así como el niño podrá, más adelante, transitar lo displacentero o situaciones dolorosas haciéndolas tolerables; logrará una representación simbólica del objeto, reconocerá su existencia pese a su ausencia. De este modo se hace capaz de soportar la angustia ante la separación de su madre entendiendo que se fue y regresará.
Asimismo el niño encontrará otros objetos sustitutivos para fabricar un juguete y desplegar un juego dando inauguración a la estructuración de la temporalidad y la historización. «Dale que jugamos (presente) a que yo era (pasado)». Por otro lado es importante para el logro de su inserción cultural donde se comparten códigos y abren el camino a las sublimaciones, entendido como un trabajo que hace el sujeto que lo ordena en el universo simbólico de una manera diferente.
En la película Maudie, una artista con artritis severa, deja vislumbrar cómo logra a partir de sus obras ordenar su universo de un modo distinto. Quizá, ese juego (pinturas) le permite salir recortándose de las miradas familiares que le repetían una y otra vez que no podía cuidarse sola. Crea, a través de sus pinceladas de colores otro marco, ser reconocida y amada. «Al final fuiste la única feliz en esta familia», son las últimas palabras de su tía.
Para concluir Winnicott señala respecto a las identificaciones con los padres y los síntomas de los niños, que hay angustias que forman parte de su historia y la principal defensa es la represión.
Bibliografía
Baraldi, C. (2015) Jugar es cosa seria. Capítulo 2. Intervención temprana. Los preliminares del jugar. Capítulo 5. Diagnóstico y clínica en la infancia. Capítulo 6. Jugar, Sublimar y aprender.
Freud, S. (1920-1922) Más allá del principio del placer. Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras. Sigmund Freud Obras completas
Janin, B. (2019) El sufrimiento psíquico en los niños. Psicopatología infantil y constitución subjetiva. Capítulo 1. Avatares de la constitución psíquica y psicopatología infantil
Lacan, J. (1964) El sujeto y el Otro. Capítulos 11 y 12. Seminario 11.
Winnicott, D. (2019) Ficha cátedra de la Universidad del Salvador. Diagnóstico y tratamiento de niños y adolescentes.
Lic. Favilla Karina
Muchas gracias por compartir tan interesante artículo. Me encanto!